25 Sep
25Sep

En un mundo, donde las comunicaciones crecen cada día más, la soledad se incrementa en forma alarmante.

Como puede ocurrir esto?
Acaso no estamos globalizados?
Acaso no existe internet?
Los celulares funcionan hasta en el medio del desierto, o no?

La respuesta es muy sencilla, lo que está creciendo no es la comunicación sino la CONEXIÓN. Conectarse, es compartir sitios, espacios, redes, estar con y junto a otros, pero no por eso establecer relaciones afectivas y vinculares.

Comunicarse, en cambio, es establecer códigos, afinidades, entendimiento. Es escucharse, entenderse, relacionarse con otros y ser comprendido y de esa forma crear vínculos afectivos.

El interés aquí está puesto en lo que al otro le sucede, en el ida y vuelta de la comunicación, en cambio, en la conexión el interés está puesto en estar presente, en pertenecer.

Como verán el mundo está conectado y vaya que lo está, la gente no apaga sus celulares ni cuando duerme, tiene dos, tres. Los chicos vuelven del colegio y se conectan al MSN para contestarse preguntas guturales, sin contenido, no es más que para saberse “en línea”.

Las parejas se buscan por internet, se mienten, se ocultan en fotos irreales, acomodan su historia a su imaginación, se encuentran, se desilusionan. Es el mundo de la ilusión y el vacío de afectos y contenido.

Resulta difícil conocer gente para formar pareja de este modo, la pantalla nos enmascara, nos mecaniza, nos despersonaliza, nos agloba en un sistema que no está creado para establecer relaciones humanas.

Nadie puede negar el beneficio de establecer contacto con seres queridos que están lejos, ni lo interesante y enriquecedor de tener información actualizada al instante, la posibilidad de hacerlo, en cualquier momento, y en cualquier lugar, es para lo que este tipo de conexión fue creada. “No para establecer relaciones afectivas”.

Se desatiende el trabajo, los guardias, se distraen mandando mensajitos, los profesionales nos atienden con el teléfono prendido, las oficinas deben controlar y prohibir el chat, para que la gente se concentre en sus tareas.

Estamos reunidos con amigos y si llama el celular la persona se pone a hablar a los gritos sin importar si está conversando con uno, lo mismo en las reuniones, en el cine y el teatro, en fin, en cualquier parte, todo para decir, estoy en todos lados a la vez, y yo agregaría “y en ninguno”.

No se está presente en ningún lado, la atención se vuelve dispersa, distorsionada, molesta, nos terminamos cansando y aislando, o participamos de la farsa.

Pero lo más grave, es que cada vez nos sentimos, más solos.

La soledad es intrínseca al ser humano, pero con todo esto se agrava.

No nos conocemos, establecemos relaciones efímeras y banales, por eso estamos cada día más solos.

Revertir esto es muy simple, empezando a ser sinceros con nosotros mismos, sabiendo quien somos, de que carecemos, que tenemos y que no, esto no nos debilita, sino que nos fortalece y nos da la oportunidad de ir por ello, de construirlo, de buscarlo dentro nuestro.

A partir de vernos, de conocernos, podemos establecer vínculos más sinceros, más reales, que nos enriquezcan, que nos aporten, con quienes compartir.

Y si esto se transforma en nuestro estilo de vida, se acercaran aquellas personas que tenga algo para compartir, para que nos retroalimentemos.

La soledad, viene con nosotros, esto tiene que ver con nuestra esencia, pero eso no es malo, podemos aprender a disfrutarla y conocer nuestros gustos, nuestros tiempos, saber quienes somos, para ello, tenemos que compartir tiempo con nosotros mismos.

SOLO PUEDE ESTAR BIEN OTROS, QUIEN ESTA BIEN CONSIGO MISMO.

Todo empieza por uno, el estar bien, el equilibrio, el amor, la comprensión, el dar, cuando empezamos a hacerlo hacia adentro, entendemos las dificultades que atravesamos en el proceso, entonces podemos entender mejor a los otros y no juzgarlos, ni ser egoístas.

Las relaciones no son nada fáciles, pero si no empezamos a entender a los otros, seremos víctimas de nuestro aislamiento y sentiremos mucha soledad y desazón.

No estamos creados para vivir en soledad, por eso somos seres gregarios, nos establecemos en sociedades; no para estar juntos a cualquier precio, aislados, sino para involucrarnos entre nosotros.

Tratando de hacernos cargo de nuestras dificultades y frustraciones.

Sin deslindarlas ni echárselas a otros, aprendiendo, estando atentos a fortalecernos en el camino del aprendizaje.

Nadie nace sabiendo, ni todos nos destacamos, algunos son más carismáticos que otros, algunos más bellos, otros más inteligentes, otros más comprensivos, entonces encontremos quien somos, descubrámonos, aceptémonos, porque haciéndolo, logramos que otros nos acepten.

Si comenzamos por respetar quienes somos, lograremos que nos respeten y nos valoren y no estaremos más SOLOS.”


Extractado del libro “Los hombres aman con la cabeza, las mujeres con el corazón”

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