Secretos verdaderos

FUERA DEL DIVAN 

SALUD ALTERNATIVA 128


EN ESTA EDICIÓN: “SECRETOS VERDADEROS”


INTRO

Los seres humanos con frecuencia callamos cosas. Ciertas cosas que nos causan dolor, que nos avergüenzan o que consideramos debilidades preferimos guardarlas en secreto, sin contarlas a nuestro entorno más íntimo, ni siquiera a la pareja. 

Pero, ¿está bien tener secretos?, ¿es sano para una persona guardar algunas cosas dentro de su interior y no compartirlas con nadie?, ¿tener un secreto es mentir y ocultar? 

Estas son sólo algunas de las preguntas que le hicimos en esta oportunidad a nuestra especialista, la licenciada Claudia De Angelis, quien desmitifica la esencia negativa que rodea a los secretos. Estos son, en realidad, un derecho personal, un espacio íntimo y necesario que nos ayuda a definirnos con mayor profundidad y nos hace evolucionar como personas.



Salud Alternativa: Claudia, hoy me gustaría que hablemos de un tema que siempre genera algo de preocupación, e incluso angustia, en las personas. Se trata de los secretos. ¿Está bien tenerlos y no contárselos a nadie, ni siquiera a la pareja? ¿Estos pueden ser considerados una especie de mentira?

Claudia De Angelis: Bueno, la palabra “secreto” siempre oculta algo de misterio. Tanto el secreto como la mentira tienen que ver con lo oculto, con lo que no está a la vista, con lo no dicho. 


SA:  ¿Pero son lo mismo?

CDA: No, es muy importante diferenciar el secreto de la mentira. El secreto está justificado porque es un derecho propio, un espacio íntimo, necesario, positivo. Es un lugar de uno. Por ejemplo, un suceso de la niñez, un amor no convencional, un hecho que causa vergüenza ante la mirada social, como haber sido abusado. La mentira, en cambio, está imbuida de cobardía y falsedad, y pone en juego los valores de la persona, como ser: mantener una doble vida, la infidelidad, la estafa silenciosa de lo convenido con un otro, la evasión de un contrato entre partes, sacar algún tipo de ventaja ocultando algún dato. 


SA: ¿O sea que los secretos no son algo malo?

CDA: Exacto. El secreto no tiene porque generar ninguna culpa, ya que es un derecho. Además, en el secreto nos terminamos de definir con mayor profundidad, es sólo nuestro. Eso no quiere decir que, con el tiempo, podamos sentir la suficiente confianza de compartirlo con alguien que nos haga sentir que nos va a entender.


SECRETO = DERECHO

SA:  Pero, ¿qué es lo que lleva a una persona a querer guardar dentro de sí algo que le sucedió?

CDA: El secreto suele contener algo de dolor, pero sería sano entender si el dolor está conectado a lo guardado o está provocado por el hecho de que lo ocultamos de otros.


SA:  ¿Dolor por no contar el secreto?

CDA: Sí porque nos hacen creer que todo lo tenemos que contar, que no tenemos derecho a nuestra intimidad y eso no es así. Somos nuestros dueños y tenemos derecho a nuestros secretos. A nuestros silencios. Y, sobre todo, a no tener la obligación de contarlo todo.


SA: Por eso la gente habitualmente se enoja cuando se entera que una amiga o la pareja tiene un secreto que no le contó…

CDA: Sí, cuando se descubre que alguien mantuvo un secreto provoca en muchas personas desconfianza, duda, curiosidad. Pero esto solo tiene que ver con el control que quieren ejercer y con la invasión de territorios sombríos e íntimos del otro, no con que esté mal guardar un secreto.


SA:  ¿Qué le recomendarías, entonces, a una persona que tiene un secreto y se encuentra “presionada” por alguien para contarlo?

CDA: Lo que hay que hacer es creer en uno mismo, respetarse, cuidarse y guardar en nuestro recinto íntimo lo que nosotros queramos, con la plena convicción que es lo que necesitamos para sentirnos seguros.

 

SECRETOS MASCULINOS

SA: Cambiando un poco el eje de la cuestión, ¿hay alguna diferencia entre los secretos que guardan los hombres y los de las mujeres?

CDA: Sí, claro. Pero no tiene que ver tanto con el contenido del secreto en sí, sino con la necesidad de ocultar información dentro de las características de cada género.


SA:  ¿A qué te referís?

CDA: El hombre, en general, es muy simple en su concepción psíquica. Es lineal y hace una cosa a la vez, de manera concentrada y profunda.


SA:  Muy cierto… (risas)

CDA: En general, está bastante distante de su emoción, aunque crea ser una persona emotiva. Ellos todo lo resuelven con la cabeza (en mi libro “Los hombres aman con la cabeza, las mujeres con el corazón”, lo explico profundamente). Analizan y buscan una solución práctica a cualquier situación que se presente. Esto es muy positivo para algunas cosas y muy negativo para otras.


SA:  ¿En qué sentido es positivo y negativo?

CDA: Es positivo porque tienen mucha claridad para desmenuzar una situación y resolverla de modo eficiente y rápido. Pero negativo porque se alejan de sus propias emociones y les cuesta conectarse con ellas. Esto los distancia de las mujeres que son netamente emocionales en su mayoría, y los aleja de entenderlas empáticamente. Ellos brindan soluciones prácticas y mentales cuando la mujer lo que necesita es un abrazo y la comprensión de su estado de ánimo.


SA:  ¿Entonces esas diferencias llevan al secreto?

CDA: Exacto. El no entendimiento del otro, la no comprensión, son las cosas que hacen que comiencen los secretos. Voy a dar un ejemplo para que se entienda mejor: las reacciones que las mujeres tienen a partir de una frase como “Me voy a jugar al fútbol con mis amigos” o “Me voy a pescar el finde”….


SA:  A la mujer le cae mal y empieza a desconfiar…

CDA: Claro, las mujeres, en general, desconfían o celan este tipo de decisiones. Esto puede provocar que los hombres se guarden secretos con respecto a actividades con amigos. Así, se comienza a mantener guardada una cantidad de información que será directamente proporcional a la reacción de su pareja. 


SA:  Pero ahí el secreto está muy cerca de la mentira…

CDA: No necesariamente… muchas veces los hombres necesitan tiempo a solas y estos tiempos no son entendidos. Entonces, esa no comprensión los obliga a ocultar e inventar alguna actividad para satisfacer su tiempo en soledad y silencio, no con el ánimo de mentir. Las mujeres deberíamos entender y recordar que el hombre es muy simple y hay momentos donde necesita “la nada misma”: el control remoto para hacer zapping, sin pensar, sin ver, sin moverse. 


SA:  ¿Y eso es un secreto?

CDA: Sí, ese es uno de sus mayores secretos. Y algo que es muy común es que justo en ese momento de silencio interior, de nada misma, aparezca la mujer y le pregunte: “¿Me querés?”. Esa interrupción hace que tenga que salirse de allí y tratar de explicar, descerebrado como se encuentra en ese instante, que sí la quiere aunque ella piense lo contrario y bla, bla, bla…. Ese secreto, de su nada misma, está más que justificado, no le hace daño a nadie. Es su derecho, su nada, su letargo.


SA:  ¿Qué otra cuestión es generadora de secretos?

CDA: Otra situación que genera secretos obligados muchas veces es la sexualidad. Los hombres tienen una parte más biológica que hace que se vuelquen más a la pornografía, a las imágenes y a veces a la prostitución. Basta con confirmar la magnitud de prostitución femenina y la mínima expresión masculina representada por los taxi-boys o los stripers. El motivo es que el hombre puede descargar fisiológicamente su necesidad sin conectarse emocionalmente. Esto es algo que muy pocas mujeres logran. 


SA:  ¡Aquí hay una enorme diferencia!

CDA: Y esa enorme diferencia es lo que obliga a mantener secretos porque, por ejemplo, muchas mujeres que encuentran a sus parejas viendo pornografía los celan, generan escándalos pensando que ponen en juego su relación y en realidad van por carriles separados. Una cosa es netamente fisiológica y otra es emocional, afectiva. Obviamente, tenemos que dejar bien en claro que siempre estamos generalizando la media, no las perversiones.


SA:  ¿Y hay algún otro secreto masculino?

CDA: La mayor parte de los hombres no portan muchos más secretos. Eso sí, rara vez los comparten con sus pares. Es muy raro que los hombres compartan entre sí cosas que los dejen mal parados, en un lugar “no masculino”. El hombre mantiene su imagen frente a otros hombres (al igual que los machos en la naturaleza) y se afloja más con la mujer. Por eso, cuando son adultos terminan, en su amplia mayoría, apoyados en sus mujeres, “amurallados” como se dice en psicología.



LOS SECRETOS DE LAS MUJERES

SA: Bueno, ya hablamos bastante de los hombres. Ahora hablemos un poco de nosotras… ¿qué secretos solemos guardar las mujeres?

CDA: Las mujeres, en general, tienen una psiquis compleja y rebuscada. 


SA:  Tenía razón Freud nomás…

CDA: Lamentablemente, tengo que decirte que sí… (risas). Las mujeres para llegar a un punto dan muchas vueltas y esas vueltas comprometen su pensamiento y su emoción. Entonces, aquí ya podemos observar una profunda diferencia entre ambos géneros. La complejidad de uno vs. la simpleza de otro.


SA:  ¿Y cómo influye eso en los secretos femeninos?

CDA: En la mujer encontramos mayor cantidad de secretos que comprometen en su amplia mayoría la manipulación de la situación. 


SA:  ¿Qué querés decir con eso? ¿Qué somos manipuladoras?

CDA: Un poco…(risas) a veces, en realidad, somos más emocionales, y la emoción hace intrincada cualquier relación. Entonces, los secretos con sus parejas son mayores a los secretos que mantienen con las amigas.


SA:  ¿Por qué?

CDA: Los secretos en las mujeres son más compartidos porque entre ellas hay más comunicación emocional, mayor empatía y mucho de eso se charla una y otra vez. Las mujeres son más comunicativas entre sí y comparten sus secretos. Las más discretas compartirán menos sus vidas con otras y guardaran para sí formas de pensar, pero en general siempre se abren con alguna amiga. Es raro que se encuentren secretos que no se hayan conversado con alguien alguna vez.


SA:  Y con respecto a la sexualidad, ¿ellas también tienen secretos con sus parejas?

CDA: La sexualidad plena es un secreto que cada vez está siendo llevado más a la luz. Este era un secreto guardado históricamente por la condena social. Ser una mujer plena sexualmente significaba ser una mujer de bajos instintos. Con la modernidad y la información, por suerte, la mujer ocupa un lugar más parejo con el hombre, lo que permite la complementariedad y la apertura en cuanto a las prácticas íntimas de una pareja.


SA: ¿Esto ayuda a la pareja?

CDA: Este es un secreto que cambia la aguja de los secretos liberados para hombres y mujeres, ya que una mujer plena y abierta en este sentido, permite compartir fantasías junto a su hombre y este puede alejarse de tener que mantener sus secretos para con ella. Esto se traduce en una comunicación más fluida y compartida con su mujer, combinando el amor y lo físico en un solo lugar: la pareja. 


SA:  Pero, ¿cómo logramos que nuestra pareja “confie” en nosotros y abra su interior para contarnos algo que está allí guardado?

CDA: Los secretos hacen que uno oculte cosas que sensibilizan. Nadie oculta ni guarda lo que de algún modo no duele o ensombrece la opinión que puedan tener de nosotros. Al permitirnos la flexibilidad ayudaremos a que nuestra pareja se abra y confíe sus secretos más íntimos sin que se sienta en peligro de quedar al descubierto o debilitado. Igualmente hay cosas que se guardan en secreto y son propias. Y está muy bien que así sea.


SA: Claudia, como para ir cerrando, ¿es bueno tener secretos?

CDA: Claro que sí, somos individuos y dentro de ese campo, hay una porción que se asocia a otros y hay una parte que es solo nuestra. Entonces, el callarse ciertas cosas no tiene porque generar culpas ni –como mucha gente cree- es una mentira o un indicio de falta de confianza.