Parejas que se reinventan

FUERA DEL DIVAN 

SALUD ALTERNATIVA 136


EN ESTA EDICIÓN: Parejas que se reinventan


INTRO

La monotonía, el aburrimiento, la rutina, las crisis… cualquiera de estas situaciones que, en un principio pueden ser catalogadas como “negativas”, esconden en realidad una oportunidad única: la de reinventar el vínculo de pareja para transformar la relación y seguir adelante en forma renovada y feliz.

Si bien no es fácil actuar cuando algunas de estas situaciones nos afligen, nuestra asesora, la licenciada Claudia de Angelis, nos brinda algunos consejos para tomar la iniciativa y pasar a la acción. La clave es tener ganas, asumir responsabilidades y trabajar de a dos en pos de la pareja. 



Salud Alternativa: Claudia, me gustaría que charlemos de un tema que, de alguna manera, deben afrontar todas las parejas en algún momento de la relación: la monotonía y la necesidad de “reinventar” el vínculo. No me refiero a un problema puntual que afecta a la pareja, sino a cuando la relación, a pesar de transitar sin conflictos, entra en una etapa rutinaria, tranquila, plana. No tienen peleas, pero les sobrevuela una sensación de aburrimiento…

Claudia De Angelis: Sí, se trata de una situación obligada por la que transitan todas las parejas en algún momento de su relación.


SA: A largo plazo, si se mantiene esa situación de aburrimiento contenido, ¿se puede deteriorar la relación?

CDA: Si, claro, el aburrimiento puede venir de nuestro interior o del otro. Es un síntoma muy importante de deterioro del vínculo que representa “desgaste y chatura”. Eso es muy peligroso dentro de una pareja porque es el punto de partida de conflictos que llevan a mirar hacia afuera, a habilitar la entrada de terceros y alejar aun más a la pareja.


SA: ¿Cuáles son las causas que llevan o derivan en esta situación?

CDA: Las causas son de lo más variadas. Por ejemplo, cambio de intereses comunes, crecimiento desparejo, dejadez y abandono de la propia persona, cambios de ánimo, crisis personales, personalidades extremas. Lo que deriva de estas causas es el desinterés por el otro y lo que le pasa, la infidelidad, el alejamiento, la indiferencia, el aislamiento, entre otras. 


SA: ¿Entonces podríamos definir a esta situación como un momento de crisis?

CDA: Si, claro, es un momento de crisis. Pero a pesar de que esto parece algo negativo, en realidad, crisis significa cambio, significa dejar atrás lo que fue y encontrarle un nuevo equilibrio a las cosas, donde éstas tienen que cambiar nos guste o no. Va más allá de nuestra voluntad. Se impone y tenemos que resolverla, transitándola y sacando el mejor provecho de dicho tránsito.


SA: Pero, ¿cómo se hace para no llegar a un estado de conformidad, de decir “no estoy bien, tampoco estoy tan mal. Es lo que hay”?

CDA: Porque la fuerza de cambio se impone, más allá de nuestra voluntad. No olvidemos que en las parejas encontramos dos individualidades, que crecen y se desarrollan, cada una a su propio ritmo y posibilidad. Con lo cual, aunque uno está conforme y no quiera cambiar, el otro o una situación externa a ambos lo obliga a ubicarse en otro lado, le guste o no. Por eso digo que no pasa por nuestra voluntad, pasa porque así se plantea desde afuera.


SA: ¿Y cuál sería la solución a estas situaciones?

CDA: Muchas; pero principalmente la restitución del equilibrio de cada uno para entender donde se perdió la mirada, así como la revinculación desde los intereses que los unían y la  potenciación de los recursos de pareja. Según la causa, será la solución a aplicar, la reinvención necesaria. Una de esas causas, quizás la más importante, es cuando las parejas dejan de ser parejas.  

 

Volver a ser pareja 

SA: ¿Qué significa que las parejas dejan de ser pareja?

CDA: En la mayor parte de los casos, las parejas dejan de ser parejas porque caen presas de la rutina, la costumbre y lo cotidiano, volviéndose simples socios en relación a las obligaciones parentales, económicas y sociales. Esto se produce en un contexto donde la vorágine distrae y los tiempos de pareja se borran en las responsabilidades familiares y laborales, para mantener las grandes estructuras que terminan pesando sobre nuestros hombros. Un contexto donde se pierde el disfrute diario por la loca carrera de seguir subsistiendo. Así, la pareja queda diluida y perdida en esta cantidad de responsabilidades. 


SA: ¿Qué pasa, entonces, cuando ese espacio de pareja es tan invadido por las otras obligaciones e imposiciones sociales que se convierte en un espacio de “simples socios”? 

CDA: Si no se cuida ese espacio y se pasa solo a ser buenos compañeros o buenos padres, indefectiblemente queda una fisura permeable a la aparición de terceros, que se lleven la posibilidad de aportar la sensualidad y la frescura del misterio olvidado. Otra situación posible es que al ir alejándose tanto, terminen por separarse. No tienen nada más en común que los hijos y las obligaciones, ya que se ha perdido la complicidad y el deseo de compartir tiempo de a dos.


SA: Cuando se transitan estos momentos, también es muy común sentirse solo, a pesar de estar en pareja, tener familia, etc.

CDA: Si, lamentablemente si. Porque uno mantiene un escenario pero no necesariamente lo protagoniza, lo habita y lo siente. Se puede tener familia, pareja, hijos, pero no necesariamente uno está presente, viviendo y  sintiendo cada vínculo. Focalizándonos en la pareja, la soledad que uno comienza a sentir es consecuencia de la mala distribución de nuestros tiempos e intereses, aunque raramente lo reconocemos así. En general, hacemos responsable al otro por abandono, indiferencia o desamor. 


SA: ¿Cuál es la salida a esta situación entonces? ¿Cómo se puede reinventar aquí la pareja?

CDA: Comenzando por asumir la parte que nos toca y, a partir de allí, trabajar en común. Si comenzamos al revés es más difícil.


SA: ¿Y cómo se logra eso en un contexto en que las responsabilidades, el trabajo,  los hijos, en definitiva, cuando todo nos desborda?

CDA: Distribuyendo los tiempos con mucha atención y cuidado. Y dándole a cada momento la importancia de estar presentes. Si tengo poco tiempo, pero lo vivo a pleno y con calidad, valdrá mucho más que estar presente continuamente siendo indiferente y abúlico. Por ejemplo, muchos maridos vienen a consulta diciendo: “No sé que quiere de mi. Estoy en casa y nunca es suficiente”. Pero resulta que el tiempo que está en su casa, está hipnotizado con la televisión. Con lo cual, no hay interacción ni momentos compartidos con ningún integrante de su familia.


SA: O sea, que lo importante es la calidad del tiempo que compartimos…

CDA: Exacto. Es mejor poco tiempo y bueno, que mucho y malo. Comprender esto es tan importante como las ganas. Para reinventar la pareja hay que tener, primero y principal, ganas. También hay que hacerse cargo de la parte individual, para luego trabajar en la pareja.



Redescubrirse afectiva y sexualmente

SA: Uno de los aspectos de volver a ser pareja, es volver a construir un espacio para el afecto, la sensualidad, la sexualidad…

CDA: Sí porque eso es, justamente, lo que más se apaga y se vuelve monótono. Hay que estar muy atentos a darle pequeños soplos de aire fresco a la sexualidad, no dejar de lado la sensualidad y acentuar continuamente la complicidad, el humor, y la ternura. Todas estas muestras de cariño son muy importantes y sencillas y alimentan el vínculo. En caso, de que la pareja ya haya entrado en crisis y haya que rescatarla y reinventarla, es bueno aprovechar para decir las cosas que nos gustan y muchas veces quedan ocultas y perdidas por la rutina o la timidez. Decirle al otro cuanto lo necesitamos, por ejemplo.


SA: Entonces, reinventar la pareja a través de los afectivo y lo sexual, puede, además de mejorar la relación, enriquecerla.

CDA: Absolutamente. En estas situaciones es conveniente mezclar las cartas y barajar de nuevo, permitirnos nuevas hazañas y nuevos permisos para compartir juntos y jugar libremente. Y cuando digo libremente me refiero a hacerlo sin reclamos ni preguntas nocivas, como “¿de dónde sacaste esta idea?” o “¿cómo se te ocurrió?. Eso limita al otro y lo hace cerrarse de nuevo, volviendo al viejo patrón, que obviamente ya se terminó, cumplió su tiempo y hay que dejarlo en el pasado. Buscar, renovar e innovar son grandes opciones y constituyen grandes oportunidades de reinventarse como pareja.



Disfrutar más del otro 

SA: Claudia, ¿qué otra posibilidad de reinventarse tiene una pareja?

CDA: Una de las más comunes que encontramos en las parejas actuales, donde hay un esfuerzo por tener un buen nivel de vida, es programar viajes o salir a lindos lugares. Eso está muy bien, pero existen algunas parejas en que, en caso de que falte lo externo por alguna circunstancia, vuelven a encontrar el vacío. La clave para construir una pareja sólida y construir un espacio de pareja, es disfrutar con el otro, más allá de lo externo y de los terceros. Disfrutar del otro, de una conversación, una caricia… disfrutar al otro por lo que el otro es.


SA: Como dice el refrán, el dinero y los lujos no hacen la felicidad…. 

CDA: Pero ayudan (risas). La verdad es que distraen y colaboran para que los vacíos que hay entre ambos no se revelen tan rápido. Pero si, por alguna razón, fallan y la pareja no es tan sólida, esta puede derribarse en el acto. En este caso, ya no hay sustento de vínculo, sino sociedad de disfrute de cosas externas. Los vínculos en los últimos años están muy vapuleados. Sin embargo, en el consultorio podemos ver que hace ya un tiempo hay una gran toma de conciencia de enriquecerse desde los valores que nos hacen elegirnos y elegir a partir del afecto. Es decir, se está cambiando el tener por el ser.


SA: ¿Qué recomendarías en estos casos para combatir el materialismo y, al mismo tiempo, reinventar y recuperar el vínculo de pareja? 

CDA: Recordar lo que nos atrajo de esa persona y rescatarlo. Lo más fácil que utilizo con parejas para reinventarse es jugar a ser novios. Conquistar, seducir y provocar es tan fácil y tan divertido. Todo se renueva inmediatamente. Pero,  luego, hay que sostenerlo en el tiempo.



No temer a la crisis

SA: ¿Qué pasa cuando la monotonía y lo rutinario se mantienen contenidos tanto tiempo que generan una crisis? 

CDA: No hay que temerle tanto a las crisis. Hay que desdramatizarlas y transitarlas para ir resolviéndolas de a poco. La clave es dar el primer paso nosotros. Si esperamos que el otro comience con el cambio, podemos perder nuestra pareja. Pero si tomamos la iniciativa, tenemos más chance de recuperación y reinvención.


SA: Y también es fundamental tomar este tránsito con paciencia, ¿no?

CDA: Obviamente, hay que tener mucha paciencia para que estos cambios que estamos implementando hagan mella en el otro. Las cosas no son inmediatas, y hace falta crecer juntos. Obviamente el resultado dependerá de la fortaleza y la sanidad del vínculo conformado a partir de la sanidad mental de cada uno. En base a esto, pueden darse dos situaciones: se resuelve la crisis y salen ambos fortalecidos, capitalizando las variables que los llevaron al conflicto; o se termina la relación, porque las personas crecieron desparejas y ya no tienen nada que compartir juntas.


SA: Para terminar Claudia, ¿cuál es la importancia de que ambos asuman que están pasando por un momento de monotonía y que colaboren para revertir la situación? 

CDA: Debemos comprender que la atención mancomunada hace que la solución llegue antes y se sufra menos. Ambos deben poner todo de sí para modificar y rescatarse lo antes posible, ya que el trabajo conjunto tiene el doble de fuerza. La colaboración, la entrega total, poner todo de sí para hacerse cargo de lo propio y trabajar sin responsabilizar al otro de la crisis, es la mejor manera de reinventarse