25 Nov
25Nov

Con la práctica de la meditación, logramos focalizar lo verdaderamente importante de nuestra vida, revalorizando y mejorando nuestra vida en sociedad.
Se trata de estar en paz en medio de la ciudad, no aislado en la cima de una montaña.

Convencida de mis investigaciones, comencé a tratar de occidentalizar una práctica que era muy lejana a lo que estábamos acostumbrados, para incorporarla a mis sesiones de terapia. Todos podemos lograr este estado, como primera medida es necesario dejar de pensar que es algo imposible, difícil, inaccesible que solo lo logran algunos, que hay que tener un don o condiciones especiales.

Simplemente, hay que dejarse llevar y ENTREGARSE.

Todos lo podemos alcanzar, porque realmente es muy sencillo, lo que si debemos hacer es practicarlo asiduamente, entrenando la mente y en un corto plazo, será parte de nuestras vidas.

La meditación es la práctica de liberar y relajar la mente, esto habilita el canal por el cual llegamos a nuestro saber interior.

Es un estado de conciencia diferente al estado de vigilia (estado conciente) y del sueño (estado inconsciente) me gusta llamarlo estado de conciencia expandida, porque los alcances a donde puede llegar nuestra mente no tienen límites.

La meditación es un estado intermedio donde la mente se agudiza y el cuerpo se relaja. Lo que necesitamos para lograrlo es distraer la mente racional.

“Cuando estás presente, la mente está ausente,  cuando tu mente despierta, tu cuerpo ya no está”.(Osho)
Hay distintas formas de lograrlo.

Una de ellas es mediante la repetición de un “mantra”, que es una palabra sin significado y elegida por cada persona, como conectora de ese estado de conciencia expandida, por ejemplo “OM”o “AUM”, tan conocido.

Otra, a través del movimiento, esto lo logramos muchas veces sin darnos cuenta cuando hacemos danza, corremos andamos en bicicleta o realizamos artes plásticas.

La que yo utilizo, es la visual, a través de imágenes.

Se experimentan durante la meditación distintas vivencias: sensoriales, auditivas, olfativas, visuales, se ponen también en funcionamiento estados emotivos muy profundos e imposibles de comparar con sentimientos que hayamos vivido en estado de vigilia.

Nuestro físico logra niveles de sanación increíbles, por ejemplo, el tiempo de coagulación de la sangre, la optimización del bombeo del corazón y  la disminución de la presión arterial, la relajación muscular, el control sobre los dolores, el mejoramiento de la función de los órganos vitales, la oxigenación del cuerpo.

Se logra BIENESTAR. Científicamente la meditación optimiza la salud.

Los estados alterados bajan nuestras defensas, provocan stress, nos vuelve vulnerables, nos enferman. Las tensiones hacen disfuncionar nuestro organismo y nos enferman.

Meditando nos liberamos de ellos, se desvanecen y resignifican.

Al encontrar equilibrio, mejora nuestra existencia. Utilizando esta práctica alimentamos nuestro manantial interior que es interminable, una fuente inagotable de energía, que depende de nuestro llamado para ponerse en funcionamiento.

Para desarrollar nuestro poder debemos focalizar en nuestro Saber Interior.

Este se encuentra dentro nuestro, en el inconsciente, allí tenemos todas las respuestas a la cura de nuestros síntomas y los pasos a seguir en nuestra vida, hacia allí es donde nos debemos dirigir, a desarrollarlo, atentos a las señales que van apareciendo, para andar nuestro camino.

Así se potencia nuestro Poder Interior, transitando el camino del autoconocimiento, así alcanzamos una vida llena de armonía y plenitud.

Esto es lo que utilizo para complementar la Psicología, con esta modalidad se logran  resultados inalcanzables con la terapia clásica.

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